¿Un profeta como Moisés?
En Deuteronomio 18, Dios promete a través de Moisés levantar una línea de profetas piadosos en Israel. Esa línea culminaría en una persona que sería el «profeta como yo» de Deuteronomio 18:15: «El Señor tu Dios te levantará un profeta como yo de entre tus propios hermanos». Debes escucharlo». Deuteronomio 18:18 nos da la misma promesa en las propias palabras del Señor: «Les levantaré un profeta como tú de entre sus hermanos; pondré mis palabras en su boca, y él les dirá todo lo que le ordene.»
Es interesante descubrir que los judíos siempre habían entendido que esta profecía se cumpliría un día de manera literal con la venida de un «profeta» que A) vendría justo antes del Mesías o B) sería, de hecho, el Mesías. Esa expectativa ayuda a explicar el diálogo entre los judíos y Juan el Bautista en Juan 1:19-21. Cuando le preguntaron quién era, dijo: «No soy el Cristo». «¿Quién eres, entonces? ¿Eres Elías?» «No. «Bueno, entonces, eres el profeta». «No.» Cuando dijeron «el profeta», tanto los judíos como Juan el Bautista entendieron que la referencia era la profecía de Deuteronomio 18.
Lo mismo le pasó al propio Jesús. Cuando realizó el milagro de alimentar a los 5000 en Juan 6, la multitud respondió diciendo, «Ciertamente este es el profeta que va a venir al mundo» (Juan 6:14). De nuevo, la referencia es a Deuteronomio 18. Más tarde, cuando habló a los multitiudes en la Fiesta de los Tabernáculos, algunas personas exclamaron, «Ciertamente este hombre es el profeta» (Juan 7:40).
Juan 5 registra un largo diálogo entre Cristo y sus antagonistas donde cuestionan sus credenciales para ser el Mesías. Al final del debate, resume su posición refiriéndolos a Moisés, que era universalmente venerado en el judaísmo. Básicamente los acusó de no creer en las palabras de Moisés: «Si creyerais en Moisés, me creeríais a mí, porque él escribió sobre mí» (Juan 5:46). ¿Pero dónde escribió Moisés sobre Cristo? Hay varias respuestas posibles, pero ninguna más obvia que la de Deuteronomio 18.