¿Por la autoridad de quién?
Los guardianes religiosos se sintieron profundamente amenazados por Jesús porque no encajaba en ninguna de sus categorías (Mateo 21:23). Primero, Él vino de Nazaret y no de Jerusalén. Segundo, venía de una familia pobre. Tercero, no tenía las credenciales rabínicas adecuadas. Cuarto, no mostró mucho respeto por las reglas hechas por el hombre. Quinto, no citó un sinfín de rabinos cuando dio sus sermones. Sexto, removía el campo con sus milagros. Séptimo, parecía un alborotador. Las multitudes que saludaron su entrada en Jerusalén demostraron que era una amenaza pública y un perturbador de la paz.
Es fascinante que los líderes judíos no ataquen sus enseñanzas o su carácter porque no había nada que atacar. Así que van tras su autoridad. Ese mismo ataque se ha hecho muchas veces desde entonces.
Nótese que nuestro Señor respondió a esta pregunta atacante con una pregunta propia sobre el bautismo de juan (Mateo 21:24-25). Así puso a los líderes religiosos en un dilema. No podían rechazar a Juan sin hacer enojar a la gente que lo amaba. Pero si aceptan a Juan, ¿por qué no aceptar al que vino a anunciar? La sabia respuesta de Jesús revela que los líderes religiosos eran cobardes. Temían a las multitudes y temían la popularidad de Jesús con el pueblo.
¿De dónde viene su autoridad? Como Jesús fue enviado por el Padre, su autoridad vino de Dios. Por eso no tuvo que apelar a la tradición humana o a las opiniones de hombres falibles. Él dijo la verdad porque Él es la verdad (Juan 14:6). Toda la autoridad en el cielo y en la tierra está en Él (Mateo 28:18).
Hasta el día de hoy los tipos religiosos todavía tienen problemas con Jesús porque no encaja en sus categorías. Pero no se preocupen por ellos. Como el mismo Jesús dijo, » El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán nunca » (Mateo 24:35).
Jesús es la Autoridad Final.