4 Verdades alentadoras sobre su sufrimiento
Juan Bunyan perdió a su primera esposa, tuvo una hija ciega y se encontró encarcelado durante 10 años por predicar en público.
La madre de Spurgeon tuvo 17 hijos de los cuales 9 murieron en la infancia.
«Amo mi sufrimiento porque viene de Dios». Estas palabras fueron pronunciadas por una mujer que vivió hace cien años. ¿Puedes decir esto? ¿Amas tu sufrimiento porque viene de Dios?
Dios nos ha dado muchos dones preciosos; pero creo, que junto al don indecible de su amado Hijo, le agradeceremos y alabaremos más fuerte en el cielo por el don del sufrimiento. Octavio Winslow
Los regalos se dan por amor, bondad y afecto a los demás. El regalo del sufrimiento nos lo da un Dios amoroso que sólo quiere lo mejor para nosotros y su gloria. Aquí hay algunas razones por las que las temporadas de sufrimiento y pérdida son los buenos regalos de Dios a su pueblo.
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1. El sufrimiento nos mueve a mantenernos unidos a Jesús
Quitamos los ojos de Jesús demasiado fácil y rápidamente. En lugar de luchar la buena batalla, ponemos nuestras tiendas al margen e intentamos crear para nosotros una vida de comodidad y facilidad, llena de cosas que el mundo nos dice que necesitamos. Jesús es rápidamente olvidado, la palabra descuidado y el pecado complacido.
Cuando el sufrimiento llega a nuestras vidas nos despierta de nuestro sueño para ver la realidad… que las bendiciones terrenales no satisfacen ni salvan. Que debemos aferrarnos a Jesús para todas nuestras necesidades y para la vida misma. Que debemos tomar la armadura de dios y unirnos a la batalla contra Satanás y el mal en el mundo que busca arruinarnos. Se nos recuerda el regalo de Jesús que ya poseemos; un regalo que es realmente todo lo que necesitamos.
2. El sufrimiento nos ayuda a simpatizar con los demás
Podemos decir palabras amables a los que están sufriendo. Podemos darles una comida o un abrazo, pero hasta que no hayamos experimentado nosotros mismos el sufrimiento no podemos simpatizar plenamente con una hermana o hermano que esté pasando por momentos difíciles. Nuestro sufrimiento nos hace sensibles a las aflicciones de los demás. Y si hemos encontrado la paz a través de nuestras pruebas, somos capaces de consolar a los demás con el consuelo que nosotros mismos hemos recibido.
3. El sufrimiento es la herramienta de Dios para nuestra santificación
El proceso de asemejarse más a Jesús no es una transformación fácil. El pecado se le clava en los talones y no quiere soltarse. Nuestro orgullo dice que sabemos más y el egoísmo está constantemente haciendo a un lado a Jesús. Para parecerse más al humilde y desinteresado Hijo de Dios debemos pasar por un fuego para que nuestras impurezas puedan ser quemadas (Is. 48:10). Aunque no es agradable en el momento, brillaremos más una vez que lo atravesemos. (Santiago 1:2-4)
4. El sufrimiento ejerce nuestra fe
Durante muchos de nuestros duros días de dificultad e incertidumbre, cuando no podemos entender por qué estamos sufriendo, se hace necesario ejercitar nuestra fe en las verdades que conocemos sobre Dios. Las verdades que nunca se mueven. Verdades de su persona como su sabiduría, bondad y soberanía.
Debemos tener cuidado de no reaccionar como el mundo ante las pérdidas y las dificultades. Estos tiempos no son ocasión para sacudir nuestros puños a Dios que de alguna manera nos ha defraudado, como si tuviéramos derecho a una vida tranquila y libre de conflictos.
En ninguna parte de las escrituras se nos ha prometido una vida fácil. De hecho, se nos ha dicho que la vida será dura y que las aflicciones serán muchas. Pero Dios ha prometido no dejarnos ni abandonarnos nunca (Heb.13:5). Que tiene un propósito para todo lo que ocurre en nuestras vidas, tanto lo bueno como lo malo. Nuestro sufrimiento no sólo pone a prueba nuestra fe, sino que la trabaja y la hace más fuerte.
Sólo el evangelio puede enseñarnos esta verdad, que el sufrimiento es un regalo. Jesús sufrió por nosotros, por nuestros pecados, por nuestra alegría. Pero no sólo por nuestra propia alegría, sino por la gloria que le fue encomendada (Hebreos 12:2). A través del sufrimiento de Jesús tenemos vida, y tenemos un ejemplo del Hijo de Dios que sufrió bien y lo vio como un regalo.
«Porque os ha sido concedido en nombre de Cristo no sólo creer en él, sino también sufrir por él.»
Phi. 1:29