¿Salvado en el último minuto?
¿Cómo sabemos que el ladrón crucificado con Jesús se salvó? Sabemos que se salvó por la respuesta que Jesús dio en Lucas 23:43: «En verdad os digo que hoy estaréis conmigo en el paraíso». Jesús respondió a su petición dándole una promesa con tres partes.
1. Salvación inmediata. En el griego, la palabra hoy en día es la primera palabra de la frase. Jesús la puso ahí para dar énfasis. Literalmente, dice «Hoy estarás conmigo en el paraíso». Significa, «Este mismo día, el día de tu crucifixión». Sea lo que sea o donde sea que esté el «paraíso», Jesús le dijo a este ladrón que iba a ir allí ese mismo día.
2. Salvación personal. De nuevo, las palabras griegas son muy importantes. La frase es met emou , que significa «estar conmigo de una manera muy personal». No es «Tú allá y yo aquí», sino «Tú y yo juntos, uno al lado del otro». Significa estar en la presencia personal de otra persona. Dondequiera que Jesús fuera, este ladrón estaría a su lado.
3. La salvación celestial. Paraíso es la palabra crucial. Los estudiosos nos dicen que originalmente se refería a los jardines amurallados de los reyes persas. Cuando un rey quería honrar a sus súbditos, los invitaba a pasear con él en su jardín al fresco del día. Esta misma palabra se usaba en el Antiguo Testamento griego para referirse al Jardín del Edén; en el libro del Apocalipsis (Apocalipsis 2:7) se refiere al cielo. Es un lugar de belleza, apertura y bendición inefable.
Si tomas estas tres promesas juntas, verás lo extraordinario que es lo que dice Jesús. Promete que este ladrón, que ha vivido toda su vida en el crimen, será transferido al cielo, donde estará en la presencia personal de Jesucristo. Verdaderamente, este ladrón recibió mucho más de lo que pidió.
Qué día fue este para ese criminal descabellado. Por la mañana, está en la cárcel, al mediodía está colgado en una cruz, al atardecer está en el paraíso. De una vida de pecado y vergüenza, pasó inmediatamente a la bendición eterna.