¿Paz en la Semana de la Pasión?
Los tiempos tumultuosos en los que vivimos desafían nuestro sentido de seguridad y bienestar. En un mundo lleno de violencia, injusticia, inestabilidad financiera y desastres naturales, ¿cómo podemos vivir con una seguridad intacta? Las palabras de Jesús a sus discípulos parecen contradictorias, la paz y la tribulación no van juntas.
Esto no tiene sentido a menos que nos demos cuenta de que la paz de Cristo no es la misma que la del mundo (Juan 14:27). La persona promedio piensa que la tranquilidad vendrá con un cambio exterior en sus circunstancias: Cuando tenga un mejor trabajo o más dinero, entonces estaré contento. O, si una persona en particular en mi vida cambia, entonces me sentiré tranquilo. Pero Cristo ofrece una relación con el Padre que llena nuestros corazones de satisfacción, sin importar las condiciones externas.
Necesitamos entender que la oferta de paz de Cristo vino, no cuando todo iba bien, sino sólo horas antes de que el mundo de sus discípulos se desmoronara. Todas sus esperanzas y sueños se vieron truncados cuando el Mesías fue colgado en la cruz. Aunque no se dieron cuenta, Jesús les ofreció exactamente lo que necesitarían para hacer frente a los problemas que se avecinaban. De la misma manera, nos da una confianza tranquila que ancla nuestras almas en tiempos de tensión.
Nunca podemos arreglar todas las circunstancias para sentirnos seguros.
La forma de superar el mundo no es eliminando las dificultades de la vida de uno. En cambio, la victoria viene de caminar a través de los problemas con una confianza tranquila en la soberanía de Dios y el propósito divino para todo lo que Él permite.