¿Necesitamos creer en la Resurrección?
Creer que el Señor Jesucristo resucitó de entre los muertos es esencial para los cristianos. Reconocer que murió por nuestros pecados no es suficiente; debemos aceptar su resurrección para recibir la vida eterna. Cristo pagó nuestra deuda, pero su sacrificio en la cruz no significa nada si no tiene poder sobre la tumba. Al vencer el mal y la muerte, el Señor hizo posible nuestra salvación.
La resurrección de Jesús demostró que era capaz de eliminar el pecado y su castigo. Asumir que Cristo permaneció muerto significaría aceptar lo contrario, que los creyentes siguen en el pecado. Y el final inevitable de una vida pecaminosa es la muerte. En consecuencia, una persona que niega la naturaleza eterna de Cristo mira hacia un futuro vacío. Bertrand Russell, un famoso filósofo ateo, ofreció esta triste descripción de tal desesperanza: «Breve e impotente es la vida del hombre. Sobre él y sobre toda su raza, la lenta y segura perdición cae, despiadada y oscura.»
En lugar de disfrutar de la libertad cristiana y anticipar un hogar en el cielo, los que rechazan la resurrección son esclavos del presente, sin esperanza real o significado en la vida. La carrera, la familia y las buenas obras pueden ofrecer un breve placer, pero no la clase de alegría que viene de saber que estamos bien con el Señor y trabajar en su voluntad.
La resurrección no es una cuestión confesional o un punto para el debate teológico. O creemos que Cristo resucitó de la muerte y ascendió al cielo o no. Si rechazamos su victoria sobre la tumba, nos negamos a nosotros mismos un lugar en la eternidad. Pero si aceptamos la verdad, Pablo asegura que nos salvaremos.