La Resurrección: ¿Cuentas conflictivas?
Dos eventos en la vida de Jesús, aunque de suma importancia, se reducen a nosotros con sólo los más escasos detalles: Su nacimiento y su resurrección. Lejos de sugerir que estos eventos son legendarios, el silencio reverencial de los escritores se ajusta a su intención de revelar la verdad completa de lo sucedido.
En el caso de la resurrección, los cuatro relatos -y las cartas de Pablo- confirman de manera inequívoca que Jesús resucitó físicamente de la tumba. Pero, por otro lado, cada escritor presenta detalles limitados de los cuarenta días en que Cristo se apareció a sus discípulos (Hechos 1:3). Podemos atribuir esto en parte a la limitada información que cada uno de los escritores tenía sobre los eventos y en parte a la meta que cada uno tenía en mente con su relato de la vida de Cristo.
Lucas, en particular, comprime tanto la narración que los eventos de cuarenta días se desbordan de emoción de uno a otro y las distinciones de tiempo son difíciles de distinguir. Aunque parece haber reunido información de varias fuentes, se centra principalmente en lo que sucedió en y alrededor de Jerusalén. Mateo nos da más de un relato galileo, como si prefiriera volver rápidamente al lugar donde aprendió a conocer a Jesús.
Con la brevedad que lo caracteriza, Marcos se limita a hacer un breve resumen, pero un resumen acorde con el que se vivía en Jerusalén en ese momento. Juan relata los eventos tanto de Jerusalén como de Galilea pero presta especial atención a los momentos que revelan a Cristo como el Hijo de Dios. Por último, Pablo, que vio a Jesús
«el último de todos» (1 Corintios 15:8), describe los testimonios de los principales testigos oculares, ya que parece haberse tomado el tiempo para familiarizarse con los hechos.
Los relatos evangélicos de la resurrección sólo dan una idea de todo lo que pasó. Proporcionar una línea de tiempo detallada no era el punto. En cambio, los escritores querían capturar los testimonios de aquellos que vieron a Jesús vivo de nuevo para que otros pudieran creer.