¿Judas nos hace un favor?
¿Por cuánto venderías a Jesús?
Judas nos hace un favor si su historia nos hace repensar nuestro compromiso básico con Jesucristo. Te llamas a ti mismo cristiano. Pero, ¿eres un verdadero seguidor o sólo estás siguiendo los movimientos? ¿Eres un pretendiente o un verdadero creyente? ¿Te has apartado de tus pecados y has confiado en Jesucristo como Salvador? ¿Eres un amigo del Salvador?
Estas son preguntas de búsqueda que pueden ser más fáciles de hacer que de responder. Le pido que no las tome a la ligera. La principal lección de la vida de Judas está perdida a menos que al menos nos hagamos las preguntas.
Después de todo, si uno puede ser un apóstol de Cristo y aún así estar perdido, ¿qué hay de ti y qué hay de mí? Tal vez podamos concluir el asunto de esta manera. Un apóstol se perdió, que nadie debería presumir. Once se salvaron, y ninguno debe desesperarse.
Al final, la mayoría de los que nos llamamos cristianos escudriñaremos nuestros corazones y concluiremos que sí, aunque le fallamos de muchas maneras, todavía amamos a Jesús y lo reclamamos como nuestro Salvador. Así es como debe ser.
La historia de Judas está en la Biblia por muchas razones, entre ellas que antes de dar nada por sentado, al menos hacemos la pregunta que los otros apóstoles hicieron esa fatídica noche: «Señor, ¿soy yo?