¿El hombre que lo perdió todo?
Quiero hablarles hoy sobre una de las imágenes más trágicas de las Escrituras. Jesús acababa de decirle al joven rico gobernante que debía vender todas sus posesiones y dar a los pobres para poder seguirlo. El hombre se fue con el corazón roto porque claramente no estaba dispuesto a hacer lo que Jesús le pedía.
¿Sabes lo que hizo Jesús después? No hizo nada. No lo engatusó y le dijo: «Oh, regresa. Estoy seguro de que podemos negociar algo». Dejó que el hombre se fuera.
Este joven que lo tenía todo, lo perdió todo en un instante. Podría haberse convertido en un poderoso predicador o haber usado su riqueza para la gloria de Dios. ¡Podría haber acumulado tesoros en el cielo! Pero ninguna de esas cosas sucedió.
Ahora tú también tienes que tomar una decisión. Puedes elegir seguir a Cristo y estar con él para siempre o estar separado de él para la eternidad. Jesús no te forzará a seguirlo, y no cambiará los términos de la salvación. ¡Vienes a Jesús en sus términos, o no vienes en absoluto!
Ahora mismo Jesús te está mirando y amando. Y te invita a dejar todo lo que te impida seguirlo.
Recoge tu cruz. Síguelo, confía en él, créele y recíbelo en tu corazón ahora mismo.