¿El Antiguo Testamento predijo la ascensión?
Salmo, que es citado por el apóstol Pablo y aplicado a la ascensión de Cristo (Efesios 4:8-10), y todas las partes de él están de acuerdo con él. Jesús es el Señor que estuvo entre los ángeles en el Sinaí, que habló con Moisés allí; y de quien recibió los oráculos de Dios para dar a Israel. Él es el Dios de la salvación, el autor de la misma para su pueblo. Y de él puede decirse que «ascendió a lo alto», muy por encima de todos los cielos, los cielos visibles, los cielos estrellados, y al tercer cielo, el más glorioso asiento de la Majestad divina.
Jesús ha llevado cautivos a los «cautivos», ya sea a los que habían sido prisioneros en la tumba, pero que fueron liberados por él y que fueron con él al cielo, o a los enemigos de su pueblo que los han llevado cautivos. La alusión es a guiar a los cautivos en el triunfo por las victorias obtenidas.
Cristo «recibió», en su ascensión, «dones para los hombres» y, como lo expresa el apóstol, «nos los dio». Los recibió para darlos, y los dio como consecuencia de recibirlos. De hecho, los recibió para, y los dio a los hombres «rebeldes», ya que todos por naturaleza son «necios y desobedientes». Tal fue el apóstol Pablo, como muestra el relato de él y sus propias confesiones, que recibió gran parte de esos dones de gracia.
El fin de otorgar esos dones fue «Para que el Señor Dios habite entre los hombres», reunidos del mundo, a través del ministerio de la Biblia, en iglesias evangélicas, que son construidas para una habitación para Dios a través del Espíritu.