Qué consuelo saber que Dios es omnisciente, eligiendo lo mejor en cada decisión. Este atributo es particularmente evidente en su cuidadosa ejecución de los detalles que rodean el nacimiento de Jesús. Incluso durante la Creación, el Padre ya se preparaba para enviar a su Hijo al mundo en el momento justo y bajo las circunstancias perfectas.
Un anuncio angélico – La declaración de la llegada del Mesías vino de los labios de un ángel en lugar de un hombre común. Por lo tanto, los pastores que la escucharon no tenían razón para no creer la verdad o guardársela para ellos mismos. No se quedaron parados filosofando sobre la noticia, sino que difundieron la palabra entre amigos y familiares, como Dios sabía que lo harían.
El nacimiento virginal – Para estar perfectamente libre de pecado para poder morir por nuestra maldad, el Salvador no podía ser el producto de una unión humana. En su lugar, el Padre usó un milagro para envolver al Hijo en carne, pero aún así preservar su divinidad.
Su cama de pesebre – Un palacio es un lugar de nacimiento adecuado para un rey, pero un establo es el lugar perfecto para la llegada del Cordero de Dios sacrificado. Los humildes comienzos de Jesús lo hacen más accesible a todo hombre, rico o pobre.
Un nombre perfecto – El nombre de Jesús se usaba frecuentemente en aquellos días, lo que encajaba con el deseo del Señor de ser asociado con el hombre común. Aún más apropiado es el significado del nombre: El libertador de Jehová. El nombre de Jesús declaró la razón de su venida – Su propósito era liberar a la humanidad de la pena del pecado.