¿Por qué Dios nunca puede ser sobrevalorado?
En las últimas semanas, mi hija de tres años comenzó a darme grandes abrazos y a decirme cuánto me ama. No estoy completamente seguro de por qué está comenzando este gesto de admiración, pero lo hace al menos una vez al día. Sin embargo, a su edad, no puede comprender todas las cosas que hago por ella. Y sin embargo, ella todavía da su pequeño corazón en agradecimiento por mí.
¿Cuánto más deberíamos, como adultos conocedores, estar agradecidos con nuestro padre celestial por todo lo que hace y ha hecho por nosotros?
Isaías 64: 8 – O Señoreres nuestro padre; nosotros somos la arcilla, y tú eres nuestro alfarero; Somos todo el trabajo de tu mano. (ESV)
Salmo 18: 2 – Los Señor es mi roca y mi fortaleza y mi libertador, mi Dios, mi roca, en quien me refugio, mi escudo y el cuerno de mi salvación, mi fortaleza. (ESV)
Admiración y asombro
Aunque le doy gloria a Dios cada vez que puedo recordar, me sorprendió totalmente el poder de Dios durante algunos encuentros mientras estaba de vacaciones recientemente. Los encuentros se enumeran a continuación:
- Mientras conducíamos hacia nuestro destino, mi esposa y yo salimos corriendo de la carretera en un camión de dieciocho ruedas. Terminamos perfectamente bien, ni siquiera un rasguño.
- Un día, durante el almuerzo, observamos a un hombre al que le faltaban ambas piernas por encima de la rodilla. Lo que sea que le haya pasado podría habernos pasado a nosotros.
- En una conversación con un señor mayor, compartió que su intestino grueso fue extirpado hace años debido a e. mantequilla de maní contaminada con coli.
- En el camino a una obra de teatro, nos encontramos con un hombre sin hogar que mendigaba en las calles. Con qué facilidad podríamos haber estado sin hogar durante nuestras vidas.
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Esas son solo las cosas que noté. Hay innumerables actividades que Dios organiza en nuestras vidas que la mayoría de nosotros nunca notamos. Como un acto de amor, quiero comenzar a prestar más atención a la gracia de Dios en mi vida. Hay milagros invisibles que ocurren todos los días que no aprecio completamente.
Y aunque una meta de mayor admiración no ayudará ni perjudicará la salvación de uno, Dios aprecia toda la admiración de sus hijos, jóvenes y viejos.